Quedan 39 días

Dobló el costal con tanto mimo que visto desde fuera hubiera parecido que estaba preparando la ropa de un bebé. Y le hizo su hueco en la maleta. Luego la misma delicadeza con las zapatillas de esparto, y con la faja de color negro. En un bolsillo sobresalía parte del cordón rojo de la medalla. Lo empujó con las yemas de los dedos hacia adentro. La cerró y ajustó las correas metálicas. La maleta estaba lista, él llegaría en pocos minutos del trabajo. Ya estaba entrando, dejando el coche en el garaje, se oían sus pisadas por la escalera trasera que comunicaba con el resto de la casa. Tendría el tiempo justo para comer algo rápido, y coger el autobús hacia el aeropuerto. Y volar.