Quedan 20 días.

Sólo veinte días. A mitad de la cuarentena, la mayoría de los escritores, redactores, periodistas, enviados y todos los que nos informan y opinan de la Semana Santa tanto en prensa escrita, radio o televisión, incluso en los medios digitales, incluso en cientos de blogs y sitios de fotografías, todos ellos, andan queriendo o sin querer, buscando 'la noticia de la Cuaresma.' Que nos llevará a la fotografía clave de esta futura Semana Santa o al momento más esperado. El año pasado la reapertura del templo del Divino Salvador y el retorno a él de sus hermandades dio lugar a la foto del paso de la Entrada en Jerusalen bajando por la rampla. Por poneros un ejemplo. Y ahí andan.

No saben si quedarse con el 'erre que erre' del Resucitado (que sigue despreciando al Domingo más importante de la cristiandad como día de fiesta en la calle, por que el día puede empezar por la mañana...), o el enésimo intento de la Soledad de San Buenaventura de sacar a su titular cristífero, o lo cerca que estuvieron en la Bofetá de conseguir procesionar con el suyo, o como la hdad. del Sol se ha quedado sin llegar a la Catedral este año por la escasa solidaridad bancaria, o los cada vez más frecuentes problemas entre cuadrillas, capataces y juntas de gobierno o las dificultades de mover un minuto y una calle en el encorsetado esquema mental de la mayoría de los cofrades, o la salida de la Virgen del Carmen no sin polémica por el número de nazarenos o como la hdad. del Cristo de la Corona se va metiendo sin que nos demos cuenta o quizás la última Semana Santa como arzobispo de Monseñor Amigo o los tiras y afloja por añadirle metros a ese secuestro de calles y pasos que se llama carrera oficial o tantas y tantas otras...

Lo que tengo claro es que ninguno coincidirá con lo que para mi es la noticia de este año, de este período de fraternidad. Hace unos días se cumplió 'el milagro' que en ocasiones pasa desapercibido pero que esta vez tuvo altavoces mediáticos. El milagro de la vida. Alguien pidió Socorro y el Amor acudió en su ayuda. Por fin este Domingo de Ramos cuando por calle Cuna veas venir el imponente crucificado de Juan de Mesa, cuando lo tengas frente a frente, cuando vayan pasando sus candelabros, cuando de espaldas busques al pelícano que da de comer de su propia carne a sus crías, cuando expliques a tus acompañantes el significado de este hecho y su relación con el Amor. Entonces acuérdate de esta entrada y de estos días en que tanto se habló de Andrés, de su hermano pequeño Javier, de los profesionales de la investigación y la medicina, de sus padres, de la incomprensión que nos ofreció la que dice ser refugio de desesperados, sí la Iglesia oficial nos ha vuelto a defraudar a muchos, y esto nos duele y nos retuerce. Decía que, será entonces, cuando lo vivido en la cuaresma tenga sentido. Será entonces cuando estemos ante lo que buscamos, ante, seguramente, la única verdad. Una palabra. Amor.

A Javier que vino al mundo para darlo todo desde el primer día. Muchos tenemos que aprender de él.