Quedan 6 días

Llevaba tiempo dándole vueltas a como poder exponer, precisamente en esta semana -la que transcurre más lenta de todas porque precede a la que más rápido avanza- la idea del tiempo en Semana Santa, de su transcurrir, de su aprovechamiento, de las obligaciones que nos fuerzan a adaptarnos a eso que llaman los tiempos que corren y sus formas de vivirlo... y como cuando de la Amargura pura se trata no se debe perder la esperanza. Y no había manera hasta que alguien en la ciudad me lo expresó en sólo dos párrafos tan en bandeja que aquí lo traigo.

Volvíamos de ver la Amargura por Espíritu Santo; habíamos dejado el palio entrando en la plaza, y subíamos por la calle Gerona. Al llegar a la altura de El Rinconcillo, vimos que estaba recién cerrado, y los camareros charlaban en la puerta después de todo el día de trabajo. Uno de ellos, una persona de bastante edad, saludó a otra persona que también volvía de ver la cofradía, en la conversación, comentaba que venía de ver la Virgen de la Amargura, el camarero al comprobar que la Virgen aún no había entrado, empezó a exclamar: ¿Mi Virgen? ¿Mi Virgen está en la Plaza?, y empezó a correr calle abajo a su encuentro como un auténtico poseso. -Si te das prisa aún la alcanzas-, le decían sus compañeros.

Desconozco si llegó a tiempo al encuentro, me temo mucho que no. Pero me conmovió mucho la situación. Después de todo el día preocupado en bullas, del reloj y demás, comprobar como es la Semana Santa para algunos fue un baño de realidad tremendo.

Gracias José Manuel.