Quedan 4 días

La  felicidad es la luna guiñándole a la vida. Eso lo se porque tengo una amiga que aunque no me lo dice me lo cuenta con su sonrisa cada vez que la veo. Y sobretodo cada vez que ve andar un paso de palio marchándose entre sones escritos en partituras lejanas en el tiempo. Entrar y salir de las iglesias, gastando suelas, son las huellas que escriben su pregón de cada domingo de pasión. Estoy seguro que no hay segundo libre en estos días de transformación que no esté poniendo su poquito de Tejera para seguir dándole bocaos a estos trabajosos días de primavera para poder soñar agustito y sin prisas en cuanto salga el primer rayo de sol del domingo que viene. Tengo la suerte de tenerla como amiga y cada día que pasa me gusta más su sonrisa y su forma de andar por las aceras de esta ciudad que nos engancha y nos repele siguiendo una misteriosa dualidad que aún tenemos que descubrir, eso sí, no se me ocurriría nunca ponerme a silbar una marcha delante de ella, ahí no conoce a nadie.
Se llama Rocío y es bloguera

3 comentarios:

Zapateiro dijo...

¿Sabes que me he reconocido desde la primera frase? Sin necesidad de avanzar sabía qué nota al pie habría en la entrada.
A una persona como tú nunca se le ocurriría silbar una marcha con un paso delante, el respeto lo llevas de serie,y yo no podría ser amiga de alguien que no conoce el respeto ;)
Esto ya va sin freno y yo con las suelas cada vez más gastadas, ¡qué ricura, Antonio!

Miguel dijo...

Suscribiéndolo todo...
Y cuando digo todo, quiero decir TODO.

La gata Roma dijo...

Silvar no, pero yo las tarareo fuertemente y no le molesta… o no se atreve a decirlo jajajaja
No tengo perdón… he tenido muy descuidado este rincón, pero he tenido una particular transición por el desierto de Bolonia en estos días…