Pero no es una esquina cualquiera y tampoco es pequeña ya que realmente es un acceso amplio desde Bustos Tavera a la plaza de San Marcos. Supongo que todo dependerá de la gente que se pueda acumular en un momento dado pero es que ni ese día ni a esa hora hay mucho público y no por eso dejará de ser la esquinita de doña Amparo. Cada Sábado Santo minutos antes de que la Cruz de guía de los Servitas salga por la puerta de su capilla se sitúa allí con su silla. Espero por muchos años seguir viéndola en ese mismo sitio y con curiosidad observar como algunos niños le hacen entrega de estampitas de otras procesiones que han ido recogiendo durante toda la semana. Cuentan que alguna vez llegaban tras el paso de la cofradía dos de sus hijos con bandejas de pestiños y los repartían entre los que allí estaban. ¡Y llegó a salir en alguna página web alemana!
Y esa esquinita del Sábado Santo no la cambio por ningún Santo Entierro Grande.