Amores no nos falten

 #Quedan12

Siempre hay que abrir el gran angular porque las ráfagas de miradas que van y vienen nos dan la verdadera e infinita dimensión de lo que estamos viviendo y todo esto sin perder en ningún momento de vista lo que nos convoca. 
El Cristo ya se elevaba sobre el paso, altísimo en todas las variantes semánticas que se nos ocurran, y las miradas van hacia arriba sin perder detalle, con el cuerpo algo agarrotado por la tensión que esto siempre produce, todo esta controlado, lo sabemos, lo sufrimos...como cuando se vive la primera levantá al cielo, abrazos, ya está todo, ya está Todo.
Las miradas van hacia arriba pero hay otros ángulos de inclinación, hay una chica en esa bulla controlada que seguimos conservando en nuestros cultos internos y de la que aún somos dueños fundiéndonos con la arquitectura y elementos propios de una iglesia, en esa situación, decía, una chica rubia miraba a otra chica morena que sí lo hacía al Cristo. Brillaban los ojos de ambas, ¡qué luz!. La primera arrimaba su cara al pelo de la otra, la acariciaba, la consolaba. Dos Magdalenas para un Cristo muerto en la Cruz, qué amor más necesario, no podemos dejar escapar en este mundo ni una gota de esas lágrimas, ni un sólo suspiro de amor entre nosotros, entre nosotras, para dar cobijo a todas esas historias que nos agarran a lo inexplicable, a lo palpable de nuestra infancia, a nuestros sentimientos y estímulos por encima de aquellos cuyas miradas no son claras y vienen cargadas de maldad.
Amores no nos falten ni miradas limpias que nos lo recuerden.