Quedan 16 días

Esta mañana te ha llegado una aire frío que te ha obligado a caminar más deprisa hacia el autobús. A subirte la cremallera del jersey. Este aire cargado de humedad no te ha traído buenos recuerdos. Aquella tarde que empezó con una mañana como la que ahora pretendes esquivar fue aciaga para muchos. Cuando en Semana Santa no salen pasos a la calle el desasosiego recorre el cuerpo de los que esperaban pasar horas de paseos, de bullas, de paradas inesperadas, de paradas programadas, de cruces no queridos, de miradas anheladas, de llantos retenidos, de peleas de novios, de recuerdo infantiles, de perdones, de logística, de itinerarios, de besos robados, de rezos suplicantes, de silenciados móviles, de reconciliación inmediata, de esperadas fotos de familia, de sonrisas de niños, de caramelos, de cera, de partituras que se escapan, de globos surcando el río, de permisos de trabajo, de escaqueo militares, de sonidos de antaño, del amor a lo que se tiene cerca, de cornetas juveniles, de olvidos, de recuerdos...

En definitiva, de lecciones de vida.