Queda una luna (28 días)

Preciosa coincidencia la de este día de Andalucía. Treinta años después de aquel referéndum.

Y la luna en lo más alto. Pienso que es un faro que nos dice lo poco que queda para el domingo de Ramos, el de Palmas, el de la Borriquita, el de la noche más corta, el del fin de los cuarenta días, el de la noche previa de la espera, el que sí tiene vísperas con mayúsculas, el de la mañana de persianas arriba y miradas al cielo, el de gastar el reloj buscando la hora del primer nazareno, el de la belleza andaluza entre flores y aromas de primavera, el que recoge los sueños de niños y adolescentes, el que se prepara con días de antelación, el de "¿tu dónde vas a ver la primera? ¿Y luego para dónde vas?", el de los calentitos en el Postigo y la visita a San Juan de la Palma, el de Ione cuando avista la muralla el pasopalio de la Hiniesta, el de la plaza de Molviedro, el de los niños de la Estrella, el de la ciudad que goza de si misma como si nada hubiera pasado y nada pudiera pasar mejor. El Domingo de Ramos tiene cogida a esta ciudad hasta que la noche es luz por Sor Ángela. Luego todo vuelve a la supuesta normalidad. Y queda lo mejor. Pero para el próximo día de faldones levantaos por Jauregui quedará entonces un año. Qué agonías somos madre mía. Que poco queda ahora, de verdad, para estrenarnos una vez más. Y las que queden.

La luna nos lo dice en su sonrisa. No hay caras ocultas esta noche. Allí estaremos.