Quedan 29 días

Cuentan muchas leyendas de lo que se ve detrás de un antifaz pero poco de lo que se llora con él puesto. Poco se habla de todo el tiempo que se dedica a pensar y a darle vueltas a muchos temas. Es una manera de meditar sobre lo trascendente y lo intrascendente que en los tiempos que corren es un lujo. En el tiempo de las prisas estas horas de camino no tienen precio. Y sus parones de cuarenta minutos tampoco. Precisamente esta mañana me ha comentado un nazareno: "Estaba la cosa muy mal y en uno de los parones de la Alfalfa encontré la forma de arreglar mi matrimonio". Siempre el camino más corto y directo. Sin intermediarios.