Quedan 16 días

Nos está dando un juego tremendo. Nos está llenando muchos momentos de desasosiego por el quehacer diario con esa alegría que da el saber que hay quien está empapándose de incienso y caminatas entre calles imposibles. Cada vez que un amigo envía una fotografía por correo o pone en las redes sociales su galería con cuatro palabras que recogen que se acerca el tiempo esperado, que se consume la impaciencia, cada vez que veo una de estas fotos, leo uno de estos comentarios, cada vez... revivo lo que ellos han visto, lo que han hablado o han soñado en la soledad de ese último banco de la capilla. Cada vez...

Gracias.