Cada sitio y cada momento tiene su público, sus parroquianos habituales. Rosa María, Carlos y Gabriel son habituales cada Martes Santo. Ellos siguen a la cofradía del Cerro desde la esquina del viejo matadero hasta que la absorbe la ciudad intramuros. Y no es fácil. Sobre todo si tenemos en cuenta que el encuentro de estos tres amigos en Semana Santa es complicado. Ella, salvo para esta ocasión del Martes Santo, no cruza la ronda histórica en Semana Santa y permanece en el viejo caserío, mientras que ellos dos no pisan el centro salvo para salir de nazareno. Gabriel en la Macarena y Carlos en Vera Cruz. Y dicen que así estarán hasta que cumplan los cuarenta. Luego ya verán que hacen. O eso es lo que me cuentan.
Piel con piel
Hace 1 año