Quedan 3 días.

Hemos tenido ya algunas conversaciones -nos quedan muchas más todavía- sobre cofradías y siempre como fondo estaba nuestra pasión por la ciudad. Esta a la que amamos tanto que se nos hace tan dura de entender en ocasiones y que agota nuestra paciencia y justificaciones para defenderla... y más ahora estrenando primavera donde nos batimos el cobre muchos por gozarla como nos gusta. Por sentirla pegada a la piel y vernos reflejado en ella. Y una de estas conversaciones no tuvo por delante ni calles adoquinadas ni media de croquetas... la distancia, un teclado .... con el permiso de quien sigue esperando que lluevan croquetas no pierdan la oportunidad de soñar despiertos...

El azahar me brinda olores sevillanos a pesar de estar en Valverde y no sabe quien decidiera plantar tantos en mi pueblo lo que le agradezco el detalle. Además, anoche pegué un respingo de la cama cuando escuché golpear un llamador. Pensé que mi mente me estaba traicionando porque estaba leyendo Sevilla Insólita y estaba completamente metida en la historia. Me incorporé, rápidamente abrí el balcón y, cual vieja cotilla tras los cristales, asomé tímidamente mi cabeza y contemplé el discurrir por mi calle de uno de los pasocristo de Valverde. El dorado de la canastilla me puso más nerviosa aún.

Gracias Rocío.