Queda 1 día.

¿Esto se acaba o esto empieza? Las calles ya vibran con capirotes enfilando la luna en barrios y viejos arrabales. Y sin embargo todavía queda mecha por recorrer. La Semana Santa, su cuaresma, sus ritos, tus pasiones, de nada sirven si no tienes oportunidad de transmitirla (que nada tiene que ver con retransmitir). Y como en los amores, esos besos que no se dieron siempre se recuerdan, para todos nosotros, esos momentos que quedaron sin explicar, sin transmitir, sin detallar mientras ocurren en la penumbra de un templo, en el sonido prudente de un cirial que se eleva, en el paso racheao de los que acuden a su definitiva entrega en la noche de la espera. Porque detrás de esto llega lo que se anhela. Pero hay que ir sin prisa. Hay que esperar, para definitivamente en una plaza que está en el centro del mundo ser hombre entre los hombres. Con sus dos manos. Y esto que nunca le contaste vuelve como reloj de arena cada noche de vísperas, cada Sábado de Pasión para no dejar lugar a la duda: el último instante de la cuaresma es el alfa y el omega. El principio y el fin.

Este texto está inspirado en unas palabras de Ramsés Torres donde hacía referencia a detalles que marca el principio y fin de una cuaresma particular, traducido aquí al lenguaje callejonero.
Gracias Ramsés.