Quedan 12 días. Silencio.

No necesita más que silencio. Tranquilidad. Sosiego. Allí lo busca y allí lo encuentra. Cuando ve que no va a molestar se acerca y detiene el tiempo en una lámina de fotones. Y lo agradece siguiendo el rito. Luego vuelve a sentarse a ver pasar a las personas. Muchas, pocas. Luego, al salir y cambiarse la piel se prepara para disfrutar de la gastronomía cuaresmal en Casa Ricardo. Para entonces ya ha recibido el ramalazo en los sentidos que sabe es la señal. Casi nadie lo nota. Aunque todos se intercambian el saludo habitual, qué poco quea.

Este texto está inspirado en unas palabras de Daniel donde me desveló parte de su ritual para entrar en cuarentena.
Gracias Dani.