Afinar el oído.

Estos días irás afinando el oído para captar cuestiones aparentemente imposibles en otros momentos, harás paseos impensables si no fuera porque aprovechas una hora y media (de reloj, que solemos decir) para escaparte a tal convento donde abren sus puertas a lo grande casi de forma exclusiva para la llegada de ese Viacrucis, y cruzarás miradas con gente desconocida, no, no es  así, desconocida no, gente que reconoces perfectamente, gente que como tú, solo o en poca compañía llegarán o marcharán en las pisadas que el invierno deja, rápidas y secas por calles aún enladrilladas. Afina el oído, estamos aquí para vivir esto juntos.

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