De tan cerca

Justo al lado de la parroquia vivía su abuela. Ella no, ella vivía cerca de lo que en sus tiempos fue la Casa Cuna, en la Avenida de la Mujer Trabajadora, pero paraba mucho por casa de su abuela que la llevaba de un lado a otro, entrando y saliendo como siempre había hecho con sus hijas, ahora con sus nietas aunque la que más aparecía por allí era ella, Yolanda. Por circunstancias de la vida que se suele decir para allanar las conversaciones, la niña pasó mucho de su infancia con la abuela que en la parroquia era alma viva robándole las palabras al sacristan ( y al hijo del sacristán, copia fiel del original) que así lo pregonaba cada vez que se la cruzaba. Alma viva del barrio. Y como todos los años, con sus paredes blanqueadas allí estaban esperando la salida de la cofradía, casi al atardecer por aquello del cambio horario, la abuela, sus hijas y sus nietas.