Quedan 29 días.
Hay que leer las obras completas de Chaves Nogales porque leyéndolas conseguimos ubicarnos mejor en nuestra propia historia Hay que leerlas todas, y detenerse para el particular regocijo en sus textos sobre la Semana Santa, la Feria y sobre la romería del Rocío. Hay que gozarlos hasta no poder más. Nuestro paisano, que acabó como muchos exiliado, escribía como si fuera de fuera que decimos aquí, como si no tuviera que justificar a nada ni a nadie y es por eso que son creíbles, tan verdad, los personajes que nos cuentan la Semana Santa.
Y ya en Jiménez Aranda, las casas y dependencias militares con el cuartel de Artillería presidiendo la avenida Eduardo Dato, con el puente de San Bernardo esperando su día grande. Tomo la decisión de escapar de todo esto. Necesito aire. La transformación interior que ya con los días que llevamos tendría que dar señales de vida no llega. No nos engañemos por favor. La única transformación que veo en estos momentos es la del barrio abriéndose con el edificio que albergó el bar de la película Solas, llena también de personajes definitorios.
Solas están ellas. Solas estamos todas sin esos otros personajes de Chaves Nogales que parecen molestar a los oficialistas de la Semana Santa intachable. Y avanzo rápido dejando el puente a mi derecha, cruzo Juan de Mata Carriazo y me adentró a paso ligero hasta el final de Bartolomé de Medina, huyendo de la ausencia de nuevas voces y de mi propia soledad ¡ni los fantasma de Peyré vendrán!
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