Una marcha huérfana

Quedan 23 días. 

Allá  que vamos, saliendo de los jardines, atravesando las pérgolas que dan sombra a esa espaciosa zona de tránsito que por un lado se abre al río, por otro a la Puerta de Jerez. Y para allá voy pero justo al terminar el Edificio Cristina cruzo para meterme por las peatonales calles de la remodelada Moneda, entro por Habana, lo nuevo y lo viejo, la mezcla de mundos. Esta ciudad nació nueva de ese big bang que fue el descubrimiento de América que ya la hace vieja. Y seguimos por sitios sin coches que desprenden universidad por sus calles, Maese Rodrigo, Joaquín Hazañas,  hasta ese punto en que vuelve a ensacharse en un cruce que abre muchas posibilidades. Y vuelvo la mirada hacia atrás ¿que bien vendría un palio por esa estrechez? ¿qué marcha le estarían tocando? Un momento, qué es eso, sí, la gente se calla, sí, sí, viene con Coronación de Pedro Braña, viene un palio por esa calle, viene y se va volando, nunca vino nada por esa calle amigo me dice una voz pero seguro que recuerdo un año, no recuerdas nada, si no cabe un paso que vas a estar escuchando el trío. Recuerdo una vez que escuché esa marcha en esa esquina. Un músico callejero. Le di para un café, no se como la sabía,  no hablaba castellano, no pude preguntarle pero estaba tocando una marcha para una palio que nunca llegó.

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