Las cuatro edades (III - El presente reiterado)

Como dijimos ayer, llega un momento en que sobre la memoria construimos el presente. Ese que se va repitiendo siempre con diferencias, con matices, con luchas entre lo nuevo y lo viejo. Siempre con la idea de renovar para no morir pero muriendo en el intento porque ya la ciudad bajo tus pies es la ciudad que encaja tiempos modernos con aguja de coser antigua. Aquí nos juntamos todos. Aquí cabemos hasta el último que quiera entrar. Y te empujará la responsabilidad de que hay que dejar bien encauzada la última étapa. No te dará mucho tiempo a pensar que ya mismo camino del centro escuchas cornetería por Carmen Benítez o ves a a lo lejos cruzar entre la bulla a nazarenos blancos camino de la calle Feria. Allí irás cuando toque. Llevas gente nueva que pide ver la Estrella en una esquina de día cuando siempre la viste de noche. Y se van superponiendo capas para conformar una nueva Semana Santa. El presente reiterado aunque nunca igual. Eso es imposible porque tú nunca eres el mismo, ni aunque lo intentes