Se apunta a un bombardeo

#Quedan18

Como en su momento (hace quince años de aquello) escribí que hay que seguir considerando a la hermandad de Las Penas de San Vicente como una cofradía de barrio incluso antes de otras idiosincrasias aunque ya sabemos que la combinación de diversos elementos conforman un todo concreto y reconocible, pues como suelo decir mucho cuando me pongo a hablar de cofradía, la Hermandad de la Amargura es una cofradías de corte popular, una cofradía que se apunta a un bombardeo, que quiere formar parte de todo lo que se hace en la ciudad, comprueben su abundante agenda, y sabedora de cual es su poder de convocatoria no quiere dejar pasar ninguna oportunidad de poner sus Imágenes en la calle para recordar la historia, para agradecer a las que siempre estuvieron con Ellos, poner de relieve en un Santo Entierro Grande que su Misterio, que su pluscuamperfecto paso de palio están ahí, donde haya que estar como patrón inequívoco de nuestra religiosidad popular. (¡ay Peyré como lo entendiste rápido!) No, son pequeñas las bullas que arrastran sus pasos porque nada es pequeño cuando están en la calle, todo lo engrandecen.

Y sin perder la compostura.

Y no le haría falta nada para superar lo que hace, una cofradía donde desde el abrazo a la Cruz de Guía  hasta el último músico de la banda del pasopalio forman un conjunto que por sí sola justifica la Semana Santa, pero no se quedan ahí, llevaron al Señor del Silencio a San Julián por el 300 aniversario de su primera salida procesional desde ese templo allá por el 1699 y por los 300 años de estancia en su sede de San Juan de la Palma va a hacer traslados a San Pedro con sus titulares en andas y una vuelta con la Virgen en su paso sin el palio como ya ocurriera porque en La Amargura todo ya ha pasado antes.  Raro es que digan que no cuando de sevillana religiosidad popular se trata.

Y en la procesión eucarística extraordinaria estarán el niño Jesús y San Juanito que en seguía se lo iban a perder.