Quedan 26 días.

Dentro de esta cuarentena temprana tendremos elecciones el mismo día del pregón, y previamente habremos tenido que tragarnos la campaña electoral. Todo sea por gozar el derecho al sufragio universal, a decir quienes pensamos serían las personas ideales para gestionaran nuestros recursos y que pudieran dar forma práctica a nuestras necesidades. O eso es lo que nosotros, ingenuos demócratas, es lo que pensamos. Y como tenemos esperanzas en un mundo mejor y más justo pues ahí seguimos, a pie de urna. Y desde luego ni desde un boletín de hermanos, ni desde un sagrado sitio, ni desde ningún otro lugar que no sea mi propia convicción social y política, me parecerá bien que me digan a quien tengo que votar o a quien debo exigir responsabilidades en una manifestación. Así lo siento y como estos días tengo mi corazón abierto al mundo, os lo digo. Lo siento a quien esto cause molestia, y pueda resultarle incómoda mi presencia, le sigo a Él, no a los que usan su nombre en vano.
¿Y esto a que viene ahora miarma? Pues, sí, viene porque me apetecía decirlo y ... a que desde la administración electoral se nos han adelantado, y me da rabia no haber hecho algo antes, se nos han adelantado a los cofrades. Los invidentes podrán ejercer su derecho al voto libremente al poner en los colegios electorales papeletas en braylle, su forma de lectura, pero nosotros, tan preocupados con nimiedades, tan absortos en contar minutos, todavía no hemos sacado una guía para personas con deficiencia visual. Entono el mea culpa que ni siquiera he enviado una carta a un periódico. Aunque nunca he oído a nadie con mando hablar del tema.
Sería una obligación del Consejo y del Ayuntamiento facilitar este tipo de cosas, y un derecho como ciudadanos que cuando estén viendo una cofradía puedan consultar en el pograma quien bordó el manto o qué banda va en la Cruz de Guía. Aún podemos estar a tiempo.

"La de Santa Marina, hoy cofradía seria y entonces entre las más alegres y poco ordenadas, como correspondía al barrio en que siempre había residido, recorrió de vuelta, toda la Alameda para buscar la calle Relator, mientras otras veces volvía por San Juan de la Palma y Feria, atravesando la plaza de los Carros hasta San Marcos y calle San Luis". La Semana Santa de Sevilla, de Isidoro Moreno