Quedan 7 días.

Resumir en hora y media toda la Semana Santa, pregonarla, es sentirla para que los demás sientan, contar por qué ese imán irracional que nos lleva año tras año a seguir los pasos de nuestros mayores, a buscar las cofradías entre viejas calles y reencontrarnos con nuestra realidad en nuevos entornos urbanos (y perdonen por la expresión). Todo eso, contarlo en un tiempo limitado, y como vivimos la cuaresma, como se gustan las vísperas en esta ciudad. Todo esto hay que expresarlo encima de un atril, en un rato, entre Amarguras y aplausos, entre Campanilleros y el himno. A mi, la verdad que me da igual el pregón, el que os escribe cuando se escuchen los últimos compases de la marcha de Font de Anta, ya tendrá que retirarse a lavarse la cara. Si fuera pregonero, mojaría las primera hojas del pregón, fijo. Un servidor tiene cosquilleos en la barriga cuando el director de la municipal pide atención a sus músicos. Ya está aquí. Un nuevo símbolo que es puro pregón de nuestra tierra. Y qué difícil es resumir nuestra alma en un ratito, entre Amarguras y aplausos, entre Campanilleros y el himno. Qué difícil lo tienes pregonero. ¿Dónde empiezas a contarnos lo que vamos a vivir? ¿En el Domingo de Resurrección del año pasado? ¿Dónde empiezas pregonero? ¿Te vas a saltar los montajes de los pasos? ¿las horas de limpieza? ¿ las tardes de penumbra en un besapié antiguo? ¿dónde empiezas a mostrarnos la esencia de la pasión según Sevilla? Olvidar los nazarenos sevillanos de la Sevilla actual es obviar todo lo aprendido, Sevilla siempre ha ido ganando terreno para la causa cofrade y ahora son ellos la infantería que sostienen los centenarios cimientos de nuestra forma de entender la Semana Santa. Obviarlos es negar tu sevillanía. No olvides a los viejos corrales de Triana que ahora bailan a coro en la larga avenida de la Soleá o en las calles torrentosas de los viejos cortijos. Allí están los cristos que debemos buscar. Pero que difícil lo tienes pregonero, en un rato, contarnos lo que ya sabemos, es un pregón, anima a la gente a salir a la calle, a vivir la vida con amor al prójimo, ¿no eso lo que decía Aquel que tenemos en los más alto de la trabajadera? Qué difícil lo tienes. Cómo contarnos lo que ocurre tras los palios de cajón, eso que nadie ve, cómo contarnos todo lo que ocurre en las collaciones viejas de San Pablo o del Salvador, lo queremos saber todo. Qué difícil lo tienes, pregonero. Cómo buscar una foto para un cartel que represente toda la Semana grande de nuestra ciudad. Qué difícil lo tienes. Quizás hayas tenido la suerte, como el que escribe, de una mañana de Abril de hace años, de ver lo que buscamos en un momento, de tener ante los ojos de un humano el resumen perfecto de toda la Semana, de todas las vísperas, de todos los barrios, de todas las gentes, de todas las formas de vestir, de soñar, de pensar, de creer, de todo el año. Una foto clara, un texto simple, una palabra, mi pregón tendría una frase y una escena. Y recoge tambores y cornetas, silencios y músicas de capilla, y vítores, y oraciones, días y noches, penitencia y globos, pasión y gloria, engloba en una escena lo que buscamos.
Domingo de Ramos. Besamanos del Señor del Gran Poder. Es TODO.
'He dicho'