Quedan 9 días.

Los tiempos dentro de las vísperas se van sucediendo, se van superponiendo, no hay nada escrito pero sabemos que el tiempo de los cultos internos, de la oratoria va dejando sitio al de los viacrucis -externos, internos- y al de las mudás, y al de los pregones, y al de las subidas a los pasos. Cada hermandad tiene su tiempo pero hay una aroma general que nos va ayudando a disolver la niebla que cada año marcan las vísperas. Y luego están las noticias de la cuaresma, las seguimos con atención sobretodo las relacionadas con las formas que lucirán nuestros pasos, sus pequeñas variaciones, las túnicas, los estrenos, lo que luego queremos gozar en la calle todo eso es tema de cuaresma. Y los cambios de recorridos por los andamios, y las novedades musicales, y tantas cosas que son las noticias que gustan perseguir en Cuaresma.... son tantas, tan significativas, tan de aquello de lo nuevo y lo viejo, tan de avanzando pero sin cambiar las formas sevillanas.... tan poco habitual estos tiempos....

Porque en estos tiempos, en estos últimos años, los temas son de los que no gustan al cofrade, ya sea porque se deben tratar cuando se recogen los últimos enseres en el soberao como es el caso del problema del Resucitado o ya sea porque los temas políticos (de los políticos y de la parte política de la Iglesia) no los queremos en nuestras cofradías, porque queremos salir de nazarenos en una procesión no en una manifestación aunque llevemos la cara tapada.

En mi nombre no.

Nos hemos librado de empezar a destrozar las tan cacareadas formas de la Semana Santa sevillana. Las mismas formas que no han permitido sacar unas andas a la Soledad franciscana ni han permitido a una hermandad llegar a la Catedral desde el Plantinar saliendo de una caseta prefabricada, esas formas que hacen que nuestras procesiones aún siendo aparentemente diferentes entre sí sigan un patrón con el que nos sentimos plenamente identificadas.

En mi nombre no.