Quedan cinco lunas

La luna de Noviembre, junto a la de Parasceve, sí, la primera luna llena de la primavera, la que llaman luna del viernes, pues a esa es la que más se parece esta que despierta a un precioso mes otoñal, cuando a la muerte le infundimos tanta vida que no llegamos a tener claro donde empieza y acaba cada una. Quien muere es quien ha vivido.

Vida y muerte. Observar con detenimiento los tramos de nazarenos de cualquier cofradía es ver pasar la vida. Quizás pocas personas se detengan en estos detalles muchas veces imposibles de palpar por el simple hecho de estar absorbiendo por los poros la variedad de sensaciones y ambientes que rodean cada instante de la procesión. En las manos de los nazarenos de cada tramo puedes ver el paso del tiempo, sólo interrumpido por las separaciones que el orden de los tramos obliga, donde van las insignias, estos elementos que dentro de este caudal de testimonios humanos nos cuentan como si de un libro de historia se tratara los hitos y avatares que han sufrido los hermanos de dicha corporación. Vidas dentro de las vidas. Para contarnos una muerte. Ahí notamos que estamos vivos.

Y dentro de este gran libro de la ciudad y su religiosidad popular y oficial que vemos pasar en forma de arte y artesanía, de corazón y aguja, de pasión y plata, en este ruido silencioso de hojas que caen mecidas por la suave brisa que se abre entre el sol que no se quiere marchar, ahí precisamente sigue transcurriendo la vida. Observa con detenimiento todos los detalles. Fíjate en las miradas de los nazarenos, podrás ver el paso del tiempo en ellas, podrás ver en sus ojos azules y risueños la picaresca de quien aún joven ya es veterano en el acompañamiento de sus Titulares, y los ojos cansados tras las lentes maduras de años de esfuerzo visual arreglando relojes en un taller de la calle Harinas. Y en el andar, y en la forma de coger el cirio, en como va dejando el rastro de cera con el pabilo paralelo al suelo en el camino de regreso.

Todas esas personas siguen estando a tu alrededor, quizás hayas tenido que conversar con alguna esta mañana, desconocidos, vecinos, paseantes, trabajadores, viajantes, ansiosos, perdidos, reencontrados. La vida está ahí. Respírala.