Quedan 38 días.

La llamada de teléfono sorprendió a Dolores, que acababa de llegar del supermercado, colocando la compra sobre la encimera. "Mamá, prepáralo todo como habíamos hablado, después de cuarenta años ausente estaré allí desde el Domingo de Pasión. Sólo vivo para que lleguen esos días". Dolores recuperó la sonrisa de una juventud agazapada en las entrañas de los recuerdos. Y salió corriendo a por más de todo para las mejores torrijas del mundo.