Mientras esperaba lo nombrasen recorrieron por su mente una sucesión de preguntas ansiosas de imposibles respuestas inmediatas. Estaba allí un año más porque nadie le había inquirido respecto al tema, saboreaba el placer de no sentirse señalado, sentía en su interior que el día que alguien le preguntara por qué estaba allí podría ser el principio del fin. Nadie le pregunta a la luna por qué ilumina el camino de los que la buscan para avanzar en la noche y esquivar el calor de las largas jornadas de sol. Pero ¿por qué se lo preguntaba él mismo? El recuento de tramos iba acercándose a su posición, ya muy cercana al paso de palio, y sus manos en un proceso automático buscaron la papeleta y el carné de identidad. A lo lejos se escuchaba el primero de los toque de llamada a los costaleros del pasocristo, todo seguía su curso natural. Las preguntas y las respuestas bien podrían esperar un año más.
Piel con piel
Hace 1 año