No tengo ninguna duda sobre lo práctico, beneficioso y fácil que sería sacar la papeleta de sitio por Internet. Seguro que ya hay hermandades que lo permiten y serán más las que en un futuro lo introduzcan como un servicio más para el hermano. ¡Genial!
No entiendo como habiendo domiciliaciones bancarias en casi todas las hermandades este tema no está a la orden del día. Llegará.
Y naturalmente a nada llegarían los que adelantarían que ya ni los capiroteros se pasarían por allí. No hagan caso. Estaremos todos más cómodos. Estaremos seguros sin salir de casa que nuestro sitio se nos mantiene, incluso podremos contribuir con un donativo para las flores. Y otro día te pasas a comprar algun poster del pasovirgen que este año lo han cogido para la Tertulia "Última trabajadera" y las estampitas que te gusta repartir al paso de la cofradía por el Centro de día, donde siempre te quedas atrasao y se producen cortes porque los ancianos se aferran a tus manos como si de un último apretón se tratara, siempre podrías ir un día a la casa hermandad para comprarlas, siempre.
Y de paso el día de la recogida de la papeleta, estamos más tranquilitos y disfrutamos del momento los cansinos de las historias perdidas, esas que cuentan desconocidos en la espera, esas que recuerdan a viejos costaleros y desaparecidos diputados de cruz, esos cambios de itinerarios de última hora, esos parones, esas chicotás, esos sermones, esa estampa en color sepia que cada año me regalan mis anónimos preferidos.
No entiendo como habiendo domiciliaciones bancarias en casi todas las hermandades este tema no está a la orden del día. Llegará.
Y naturalmente a nada llegarían los que adelantarían que ya ni los capiroteros se pasarían por allí. No hagan caso. Estaremos todos más cómodos. Estaremos seguros sin salir de casa que nuestro sitio se nos mantiene, incluso podremos contribuir con un donativo para las flores. Y otro día te pasas a comprar algun poster del pasovirgen que este año lo han cogido para la Tertulia "Última trabajadera" y las estampitas que te gusta repartir al paso de la cofradía por el Centro de día, donde siempre te quedas atrasao y se producen cortes porque los ancianos se aferran a tus manos como si de un último apretón se tratara, siempre podrías ir un día a la casa hermandad para comprarlas, siempre.
Y de paso el día de la recogida de la papeleta, estamos más tranquilitos y disfrutamos del momento los cansinos de las historias perdidas, esas que cuentan desconocidos en la espera, esas que recuerdan a viejos costaleros y desaparecidos diputados de cruz, esos cambios de itinerarios de última hora, esos parones, esas chicotás, esos sermones, esa estampa en color sepia que cada año me regalan mis anónimos preferidos.
