Quedan 39 días. Un traje por hacer.

Y tiene que estar listo para el Domingo de Ramos.

No nos vale el del año pasado, tú no eres el mismo, ni los que te rodean. Y aún manteniendo la misma apariencia externa, has evolucionado, has cambiado. Del armario no te sirve nada. Debes emprender un nuevo camino. Busca en el aire que nos llega con el cambio de estación, en el recuerdo de los que se fueron, en los que empiezan, en tus propias manos. Mira, observa, disfruta, y goza pero sobretodo participa. Incluso tu mirada callada es fundamental para completar el escenario que entre el cielo y la tierra vamos a ir soñando. La ciudad se abrirá en dos, como un fruto recién caído del árbol, para mostrarnos su secreto más atávico. Ese que debemos conservar pero sin permitir que el polvo del olvido ni el del conservadurismo sin razón lo aleje de ser parte de la vida de nuestra ciudad.

Y no excluyas a nadie. Aquí cabemos muchos, tantos como quieran entrar.