Leyendo una entrada de ese blog imprescindible si queremos saber la tierra que pisamos sobre todo si lo que nos duele es esta ciudad de los olvidos y los rencores se me volvió a quedar dormida cierta parte del cerebro y retomé mi mundo de ensoñaciones... ¿un paso por el Puente de Hierro? pero aquella tarde no soplaba ni brisa y la temperatura era perfecta para aquel traslado... no habían salido cofradías en la capital y un grupo de cofrades de la provincia habían conseguido permiso para llevar al Crucificado del Amor desde San Juan Bajo hasta una parroquia de Triana para que aquel año no quedará en los anales de la historia como el año que no hubo pasos en Sevilla durante la Semana Santa. Se que tendría que haber preguntado pero me quedé viendo la figura recortada que avanzaba superando cada una de las piezas de aquel armazón de hierro, abandonado actualmente, como ese Cristo que muere cada Martes Santo en el Cerro del Águila, en la otra punta de la ciudad.
Piel con piel
Hace 1 año
2 comentarios:
Ya quisiera tener yo estos sueños. Hoy tuve pesadillas, pero menos mal que estás para retomar los sueños, aunque sea despierto... y en un receso.
Los sueños son sueños... ¿o realidades que llegan, antes o después, a cumplirse?
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