El agua.

Van dos días que llevas el paraguas en la mano. Ha sido salir a la calle y empezar a recordar esos años seguidos en que la lluvia en Semana Santa fue la protagonista. Fueron días muy malos para los que tomaban decisiones. Y claro que hubo errores de bulto y aciertos. A toro pasado ya se sabe. 

No te dejes llevar por los  agoreros pero sobre todo aléjate de los que no respetan la presencia del agua, la vida en suma. Si tiene que llover, lloverá. Y  será buena para el campo, seguro, aunque no tanto para los cámaras de televisión en busca y captura de imágenes imaginativas.

De nuevo, un escalofrío te recorre el cuerpo. El recuerdo de una tarde sin cofradías ¡Qué sensación de vacío cuando esto pasa! pero de repente, no lo esperabas, en un semáforo, una mujer con pan para hacer torrijas se para a tu lado. Vuelve la sonrisa a tu cara. Haremos pleno y tendremos días para guardar en la memoria, sin paraguas. Sí, claro que sí.