Quedan 12 días

Por Misericordia que se va estrechando hasta llegar a la Plaza Zurbarán y luego José Gestoso. Calles donde el ir y venir es continuo. Atravesando pasajes, quitándose mandaos y gestiones para los días que están por venir. Y llegó a las setas. Me avisa que es partidario y que no hay debate. Chitón. Por su cara norte, la plaza de la Encarnación tiene algo que le atrae aunque reconoce que es un placer atravesarla siempre. Recuerda haber andado deprisa pero sin perder detalle, se cruza con gente no con coches salvo el trozo de Imagen, refunfuña, tiene claro donde va, busca el sosiego en medio del jaleo y se escapa por Santillana no sin antes hacer una foto mental, ahora desde el lado opuesto al que alcanzó la plaza. Se la guarda quizás para engancharla con otra historia. Hoy no toca. 
 

Y por Ortiz de Zúñiga se acuerda de Loreto que vivió en el número 5 hasta no hace mucho que se fue a Sevilla Este y mantiene en su piso ahora un séptimo con balcón a una avenida inmensa las mismas costumbres y aunque vive prácticamente durante la Semana Santa en el centro disfruta últimamente más con las cofradías antes de la ronda que ya dentro. Cada uno tiene su forma de entenderse. De quererse. Y está metida en la parroquia del barrio. Precisamente ahora miraba en el relato hacia la izquierda, a la plaza del Buen Suceso y como la mayoría de los viandantes no solían recaer en su presencia pero se metió por Morería, calle donde viven Juan  y Francisco, pareja de toda la vida  y hermanos del Cristo de Burgos de siempre, allí se conocieron, historiador de arte el primero y el que le enseñó hace mucho tiempo, no se sabe como lo consiguió, la casa natal de Velázquez por dentro en la estrecha  Padre Luis María Llop que es donde acabó deteniéndose con muchas preguntas en la cabeza. 

Y pensando me quedé también, qué invisibles son casi todos los que salen en este batiburrillo de personaje.