Quedan 16 días



Esta encrucijada es como alguna por la que ya pasó, está llena de preguntas y las respuestas están en el andar. Se decide por una calle larga, Pasaje Mallol, calle como la de Vila o la de Andreu, que sirvió en su momento para atravesar manzanas, no sabe nuestro caminante si dedicada al alicantino político repúblicano u a otro personaje. Y no puedo ayudarle. Caminata larga. Me dice que notó que esta calle encajonada iba virando lentamente hacia el este hasta llegar al cruce con Santa Paula. Desde antes ya se notaba la presencia conventual sustituyendo a la variedad de almacenes y nuevas construcciones. Y ese cruce vuelve a mostrar la belleza del caserio, se ensancha y vuelve la mirada al principio de la cuaresma, cuando era otro, y en el Via Crucis de las Cinco Llagas Trinitarias acompañó su andadura hasta Santa Isabel. Ese comienzo de cuarentena nada se parece al del final. Y bien que lo sabía. Y siguió hacia el este. El azul del cielo absorvía la espadaña. Blanca cal me repitió varias veces pero sabia que su cabeza seguía en el rincón claustral y tomó Enladrillada sólo un poco para meterse rápidamente por Espada. Lo hizo rápido porque es de esas calles que te engatusan y él buscaba llegar a Sol precisamente por una de esas arterias hechas para esquivar el astro. Y con los jardines del Valle y  la Trinidad a sus espaldas se quedó parado todavía en aquel Miércoles de Ceniza, recordando donde y como lo vivió, a quién saludó, con quién organizó verse más adelante. Pensó en aquel instante que quedaba mucho por vivir. Ahora nos queda un mundo.