Quedan 20 días

En el rinconcito de la fábrica de maderas empezó como si no hubiera pasado nada. En el rinconcito aquel se quedaría más tiempo pero hay que seguir. Eran muchas las calles por las que se perdería y todas estaban cerca. Enfiló Escuderos (ahora Señor de la Sentencia) aunque se que tendría que ser al revés pero le daba coraje se perdieran nombres vinculados a oficios o cuestiones vinculadas a la naturaleza, como aquella Alerce que cambiaron en La Calzada, me recordaba cada vez que nos veíamos por Raimundo. Por mucha devoción que hubiere. Así lo sentía así lo decía. Y llegó hasta el final para girar a la izquierda por Relator y luego en el ensanche coger calle Amargura. En estas etapas paró al menos un par de veces para tomarse algo pero me ha pedido no dijera donde porque no quería convertir esto en una ruta gastrónomica...



Estaba deseando recorrer esta calle hasta la trasera del mercado, son de esas calles que encierran mucho más de lo que se ve, en ese triángulo que forma junto a la Parroquia y el Palacio de los Marqueses de la Algaba. Un pequeño mundo. Puede que nadie lo sepa pero hay una puerta que lleva a otra puerta que lleva a una habitación donde se planchan muchas túnicas nazarenas. Donde se cosen muchos escudos y botones. No es una planchadora oficial y es algo que Carlos ha conseguido que ocurra. Ha conseguido que muchas personas que ya lo podian hacer por otros medios, la mayoría sin costes, lleven sus túnicas a que se las terminen cada año de preparar y pagar por ello. Me cuenta que Carlos ha conseguido que la receptora de estos trabajos pueda quedarse unos meses más allí, en una casa de la calle Amargura gracias a hermanos nazarenos que conocen el significado de lo que es la túnica y la acción social.