Quedan 21 dias

 

Atravesó la Alameda. Hacia el sur. Se había levantado un aire extraño aún siendo horas del mediodía. Se había levantado un aire extraño y me confesó que fue un momento clave en aquel paseo. Llegó a la esquina de la calle Peral. Me dijo que en aquel momentó necesitaba andar sin pararse para aclarar dudas, no las que le arrastraban cada año en esta transformación, era otra cosa lo que le pasaba. No estaba disfrutando del momento. Extraño. Me lo dijo, ¿tenía sentido seguir contándome su paseo? Me dejó frío. Reaccioné. Peral es larga y tiene pocas calles que la cruzan, son manzanas en las que las salidas vienen contadas pero las hay, seguro que las disfrutaste, ese barrio guiñándote siempre hacia la muralla, conseguí me hablara, y hasta Escuderos que llegó y luego Torres hasta Antonio Susillo y desde allí pudo ver el mismo sitio en la distancia que hacia minutos acababa de pasar cuando pensaba no seguir hablando, a lo lejos, y recordaba este mismo paseo donde había descubierto fachadas que no conocía, negocios que ni sabía existían y azulejos puestos con mimo por un vecino. Un pequeño altar cuaresmal por donde no pasará ninguna imagen ni les harán fotos una mañana de Viernes que no es un Viernes cualquiera, nunca, porque está en un callejón minúsculo y sin embargo él lo había visto. Iba a seguir. Respiré aliviado.