Queda 1 día

 
A la vuelta de la esquina. Qué despacito llegó. Empezaba a oscurecer en la Plaza de El Salvador. Pasó por delante de Martínez Montañés. Lo miró. ¿Te miró? Sí, me dice, él siempre saluda a todos. Perplejo pero siempre saluda. Me hace reir mi amigo, siempre lo consigue. Y llega a la rampa, la rampla, repite, serio, mosqueado, vallada. Consiguió pasar, la subió, y se sentó en medio, en lo alto. Miraba a los que pasaban que, obviamente, lo miraban a él. En unas horas volvería, con chaqueta y corbata, arreglado, desayunado, para ser de los primeros en visitar el templo, en darle los buenos días a Zaqueo, qué no era un niño aunque si un hombre bajito y rico, y segun Lucas, no fue en Jerusalen si no en Jericó donde se subió a un árbol, para ver pasar a Jesús, lo que confirma que el Evangelio segun Sevilla no es para nada inverosimil, mañana, un niño, pongamos que se llama Juan, o una niña, Cintia, querrán ver pasar La Borriquita y se subirán a un árbol, o a una reja o en los brazos de su abuelo, no importa, porque lo verdaderamente importante es lo que verán entre una palmera y bellísimos claveles rosas pero eso será mañana, porque ahora, ahora amigos, toca pensar que nos queda un mañana (una mañana)  que vivir y gozar.