Porque debe primar la calidad y la variedad. Los dos pilares. Qué difícil es mantenerse firme en la idea de mostrar la grandiosidad de nuestra Semana Santa abriendo puertas, visiones, perspectivas, intenciones y sentimientos. Y gustos, será por gustos. Aunque el buen gusto está menos repartido.
Sin monopolizar ni pagar favores. Contarlo todo. De la infancia a la vejez. Del barroco a lo más contemporáneo. Del escepticismo a la devoción más atávica o a la más irracional. Del capirotero extremo al que vive en la casa hermandad. La heterodoxia y la ortodoxia de la mano. Es una red bien entrelazada pero con suficiente holgura entre las cuerdas para que corra el aire fresco. Lo más lejos posible de monologuistas, predicadores y buscadores de clickbaits.