¡Dejadlos!

Nos devolvió la alegría de aquellos días que la lluvia trastocó muchos de los planes previstos pero nos devolvió la esperanza en que todo no puede estar controlado, que habia espacio para la naturalidad, para lo esperado en niños pequeños que visten con delicadeza su túnica nazarena pero que cuando los mayores están decidiendo como concluir la trastocada jornada ellos siguen siendo niños con capas de superhérores y una varita en la mano...aquello se mereció un cartel o algun tipo de reconocimiento para que esa ilusión en que nos hemos vuelto tontos del todo tenía solución. Ahora subidos a un paso tras participar en su montaje nos dejan una estampa que me recordó a la que les cuento y que está muy bien se sepa, se conozca, se disfrute.