Una palabra que engloba tanto. Una palabra que es un pilar. Que recoge algo tan individual como participar, sentir, ver, compartir y tantas cuestiones más que son capaces de encender una llama que perdura y se conserva porque es capaz de transformalo en algo, sí, pero la identidad de la que les hablo es algo colectivo. Nos vemos como iguales entre la masa anónima que embotella una callejuela y que luego en el ensanche sigue yendo apegotonada pero avanzando aunque también en el encalao de la casa que fue de tus padres porque pasa la cofradía del barrio y la sientes como tuya aunque ya no vivís desde hace mucho tiempo. Todos vamos a saber que estamos haciendo, locos perdidos, de un lado para otro, saludándonos, llorando, riéndonos, compartiendo en la barra de un bar, y todo y más porque estamos muy agusto entre los nuestros, donde no se necesitan explicaciones, las miradas nos los dirán todo. En Sevilla, con nuestros Cristos y nuestras Vírgenes. Nuestra identidad como hombres y mujeres del sur que pisamos.
Al final del túnel
Hace 1 mes