Preparados para cuando haga falta. Son las herramientas para dar luz y quitarla. Para hacerlo como se ha hecho siempre. Ojalá vuelven tiempos luminosos y abandonemos los lúgubres. Aplicable esto a todos los aspectos de los que hablamos habitualmente porque no se nos puede olvidar que lo que debe primar es la alegría. Aunque no nos lo parezca hay un final feliz que, eso sí, dura poco porque la nostalgia por lo vivido apenas unas horas atrás nos la arrebata con su peculiar forma de coprinus comatus.
Al final del túnel
Hace 1 mes