Se busca momento efímero

En cuanto los vi en la pantalla del movil me atrajeron mucho, me sedujeron, de esa inevitable  forma en que aquí nos montamos el hype  cofradiero en cuanto algo puede ser diferente y efímero, en cuanto soñamos con uno de esos marcos incomparables, con uno de esos momentos históricos.

Pero cada cual tenemos nuestro golpecito y en cuanto vimos los recorridos para participar en el Santo Entierro Grande nos enroscamos en nuestras obsesiones. No es novedad que la calle Castilla recoja los Viernes Santos los últimos suspiros de vida pero hacerlo, ojalá con potencias y corona de espinas, con la Banda de la Puebla llenándola de marchas que nos harán pegarle más de un codazo a quien tengamos al lado. Uno tras otro. Y el otro retorno a su templo que se puso automáticamente en relieve ante mis muy particulares ojos  fue, será, el del Señor de la Sentencia recorriendo toda la calle San Luis. No les digo más. Con sus cornetas y tambores de siempre por esos lugares que conservaron durante siglos el saber genuino de la religiosidad popular y que hará que el general asesino allá donde esté se remueva sin consuelo cuando el paso de misterio de la Macarena pase por el Pumarejo. Déjenme gozar de mi momento efímero y de mi novelería sevillana.

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