#Quedan37
Lo cierto es que nunca se sabe cuando empieza el ciclo cada vez y es por eso que me sorprende que sea el personal capaz de poner una marca en el calendario para decir aquí empieza esto a lo que somos incapaces de poner un nombre realmente, y no me digan Cuaresma que eso es sólo la idea formal, la plasmación de una interpretación, que nadie se alarme, la necesitamos para entendernos entre nosotros, ni cuarentena sevillana que eso es algo más libre pero sin dejar de llevar puesta las miras en el recuento oficial, al menos en su duración...no, no hablamos de nada de eso, ni siquiera de algo tan particular como el momento que te das cuenta que ya es irreversible, que queda poco, no, les quiero hablar del instante en que ya sabes que lo pasado quedó amarrado a la memoria y se desaloja todo para cuando corresponda ir rellenando los vacíos.
¿Cuándo y donde está ese punto de partida? Siempre llega pero depende de cada cual. Es algo en lo que no nos podemos ayudar porque la señal es muy particular.
Arrímense que les cuento cuando puse a cero el contador, era uno de los primeros días del año y estaba sentado sin bulla en la Basílica del Gran Poder. Llevaba ya el sol recogido unas horas cuando comencé a andar desde San Lorenzo hasta San Vicente, mirándolo todo detenidamente y sintiendo como sin el menor esfuerzo la felicidad me soplaba en la nuca.
En mi camino de vuelta a casa fui consciente de que había comenzado, permítanme la expresión, una nueva partida.