#Quedan34
Lo habitual es ir pasando a las siguientes generaciones la tradición de pertenencia, de participación y de salir en una cofradía. De los abuelos hacia los nieto y ramificándose entre primos y amigos. Ley de vida.
¿Pero conocen algún caso que fuera la hija o el hijo el que contagiara a sus hermanos y luego ascendiendo por edad sus padres se apuntaran y hasta sus abuelos llegaran a hacerlo? Haberlos haylos. Y es muy curioso porque el de mayor antigüedad es el menor de todos. Les cuento un caso donde la última en apuntarse fue la abuela -por parte de padre- del pionero precisamente la semana de su setenta y siete cumpleaños.
La cara del secretario cuando llevaron los papeles no dejaba hueco a la duda y ¡no que se fue a buscar a varios que estaban en el salón donde en ese momento se distribuían la faenas para el montaje del altar de Quinario!
Este año estrenan cuaresma con una sonrisa de oreja a oreja. Y así espero sean muchos años.