Paciencia

Quedan 32 días. 

Enfilé hacia donde me llamaba la Giganta que no es otro camino que tirar hacia el centro como diríamos en la mayoría de los casos. Otra cuestión sería preguntarse ¿el centro de qué? pero de todas forma lo dejamos para otro día porque al llegar al cruce con Virgen de Valvanera que en este empezar es ancha con bloques altos y ajardinados cambié de rumbo para adentrarme unos metros en ella. Y me trasladé con la fuerza que da la imaginación apoyada por el recuerdo de quien lo dio todo por esa devoción, por su parroquia y por ser la voz que mandaba al cielo al Señor de la Presentación.
Y segun cuentan, en esas andaba mi imaginación, el paso de misterio había sido levantado y se disponía, pendiente de un vamos de frente, a continuar el camino hacia la Puerta Carmona pero pararse ahí que el capataz se desplaza a su izquierda para preguntarle a una niña a hombros de su padre que había comenzado a llorar como si no hubiera un mañana en el justo momento en que las trabajaderas caían a peso sobre los costales ¿por qué lloras si hace un instante estabas ensimismada mirándolo que hasta he sentido que le hablabas?
Claro, respondió la chiquilla, tragándose la saliva, es que no me ha dejado despedirme y ya se lo lleva, y el capataz por los respiraderos a los hombres que permanecían atentos a lo que se mandase les habló, vamos a tener paciencia, que esta niña no ha terminado de hablar con el Hijo de Dios.

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