¡Ay Alameda!

Quedan 10 días.

Tengo que andar más de lo que pensaba pero quiero que me de el aire, curioso estándo en la Alameda parece que suena de fondo esa canción. del grupo homónimo, "alboreá dentellada de seda, no niego que te he querío, ¡ay! Alameda, ¡ay! Alameda". La recorro casi al completo por la acera de la Casa de las Sirenas hasta Lumbreras, allí reduzco velocidad y sin mirar hacia atrás avanzo hacia el río. Crédito, Becas, Santa Clara, Arte de la Seda y Mendigorría, todas ellas las voy dejando  de lado y con ellas sus historias, pequeñas estancias provisionales de nazarenos, casas que guardan secretos que duran lo que dura una estación de penitencia y su tiempo de ida y vuelta por el camino más corto. Y es que este año, y ya van dos, pesarán las ausencias, las acogidas, las invitaciones, los pago por adelantado cuando usted me diga pero guárdeme la habitación, muchas llamadas que no se harán. Ya veo el río con la Cartuja  redescubierta al fondo. Calles donde la cera no cae gota a gota pero si recoge los cuerpos cansados de muchos que la vierten más al sur.
Pero mi camino, ya lo veo, es ir a la contra, me iré hacia el norte, esta vez sí.