Quedan 15 días.
Paso por delante de la cancela y por la calle que lleva a la plaza grande y extensa de la ciudad, centro de muchas cosas, separación del norte y del sur, lugar que tardó en alcanzar su personalidad paralizada por las administraciones y nuestras ruinas. Vivimos sobre ruinas, y ahí sobrevive la Plaza de la Encarnación. Ya le habrán hablado de la fuente, del mercado, de las setas, de la ciudad romana, de su azulejo inmenso, hasta ahí llego, me paro, lo disfruto y de reojo, el bar que encabeza la calle Compañía por donde acabo de llegar, me fijo en su nombre, Mentiroso, frente por frente a su rival más correoso. Porque frente a la mentira, la verdad y hay pocas cosas, de las que estemos totalmente seguros que son ciertas como la muerte. La Buena Muerte.
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