Quedan 7 días.
Sigo por Don Fadrique dejando a la izquierda Perafán de Ribera y Doctor Letamendi (aquí la trajeron en el año 2000 tras recuperar su antigua calle el nombre de Correduría pero creo que todavía hay una placa en piedra, creo). Esta vez justo cuando ya pasa a llamarse Sánchez-Pizjuán giro a la derecha por una calles sin nombre visible, ya dentro del campus o entorno del Hospital Macarena, sí, ajardinado entorno, veo la biblioteca, sigo a la derecha, batas blancas, verdes, monos azules, por aquí ya es Doctor Frediani y sin darme cuenta estoy en la puerta del Hospital. No es sitio para pasos ni cornetas, aunque llegan la tarde del Jueves Santo para traer ilusión, y hasta aquí llega incluso la Virgen del Carmen en el mes de julio, sí, pero todo eso ahora no importa.
Igual alguno que allí me vió pensó necesitaba ayuda, y ¿quién no la necesita con lo que estamos pasando?
Gracias a los que nos están salvando de algo peor. Lo dan todo. Gracias, sin excepción.
¡Vaya cuadrilla más güena, miarma!
¡Gracias a vosotros volveremos!
Con el corazón encogío voy buscando la otra acera y desde la calle Manzana me siento muy orgulloso, me vengo arriba y pido casi en voz alta porque mejoren sus salarios y condiciones de trabajo. Ese es mi pregón.