Nocturnidad

 #Quedan10

En verdad los días están contados. No te das cuenta lo cerca que estamos del tiempo soñado, estamos tan cerca que ya te estas agobiando más de lo que toca, empezando a recordar lo vivido esta cuaresma como si ya estuviera finiquitada y se te olvida que ahora mismo estamos en  la cumbre de la cuarentena antes de  alcanzar una semana de enfermedad profunda, un estado de conciencia de ensueño, para luego, pasado todo, comenzar los síntomas.

Por eso,  sal al anochecer a la calle, ponte en los cascos como primer sonido Costalero de Dios de Pascual González y comienza a andar, ve mezclando otras  marchas con la música que te guste fuera del ámbito cofradiero, muchos buscan en la electrónica ese acercamiento a lo trascendente, o una ristra de seguiriyas  que va hiriendo con sus letras, o las historias que en su pop languideciente nos cuenta León Benavente, y no dejes de mirar con ojos de niño curioso mientras la noche va calando, empezarás a ver lo que espero nunca forme parte de ninguna campaña turística, irás viendo como se va componiendo,  gestando, todo lo que está por venir, observa calladamente, estos elfos joviales entrarán y saldrán de puertas de chapa o de entre gruesos muros con siglos de historia, porteadores de aquello que permitirá que en menos de diez días todo esté ahí, esperando ser gozado en su totalidad. Porque esto es una fiesta total, como definió Isidoro Moreno, y se hace posible en la tranquilidad aparente de las noches de cuaresma. 

Y sí, es total la fiesta, no le falta razón al catedrático, pero no está completa, sigue cojeando, y mucho, en igualdad e integración de la mujer.